Buenos inicios de semana!!! Hoy os traemos otra escapadita, que seguro que también os gusta. Hoy nos vamos hasta el Monestir de Casserres, a la comarca de Osona. Es un Monasterio al que se va expresamente, la carretera termina allí y no es un lugar que puedas verlo desde otros puntos, ya que su ubicación es estratégica y mágica, porque la rodea una lengua de agua del rio Ter.
Queríamos venir hasta aquí, porque ya solamente las vistas que hay antes de entrar al Monasterio son ESPECTACULARES, a lado y lado te rodea el agua. Yo le llamo que es la cola del embalse de Sau, hay quién le dice lengua de tierra... os dejaré un vídeo al final para que entendáis lo que os digo (próximo capritxo, Dron con cámara...jajajaj)
Las coordenadas para llegar hasta aquí son las siguientes: LATITUD: N 41º59’46.30” LONGITUD: E 2º 20’ 30.00” hasta arriba al Monasterio hay bastantes curvitas, pero nadie dijo que las buenas vistas estuvieran al lado de la esquina. pero también tenéis bonitos entrantes donde parar, descansar y disfrutar de las magníficas vistas. No os defraudaran en ningún momento!!!
Una vez allí, la entrada al Monasterio es opcional, yo la recomiendo, es económica y a pesar que es pequeño, está muy bien conservado, tiene explicaciones en todas las salas, a qué estaban destinadas cada una de ellas, hay una austera, pero preciosa y gran iglesia, tiene una Sala de audiovisuales (a la que por temas de COVID no pudimos acceder), un pequeño claustro con esa luz especial que solamente tienen los claustros y unos jardines que ya veis en las fotos, donde podéis remojaros si os aprieta el calor. Esto fue cosecha de las niñas, no se si estará muy permitido, pero estábamos solos en el Monasterio y no se pudieron resistir, tampoco hacían nada malo, ¿no?
A mi me gusta explicar y especificar cosas a tener en cuenta para aquellas familias que tienen una condición especial. El acceso hasta el monasterio es adaptado. Hay dos rutas para llegar desde el parquin ya señalizadas. La difícil es porque es por un camino rocoso y no apto para personas con movilidad reducida, sillas de ruedas o carritos de bebe. Y el otro acceso es por un camino llano, que rodea el rio desde las alturas, apto para carritos y sillas, e incluso si se precisa, podéis pedir permiso al restaurante para que desde el parquin poder acceder por aquí en coche hasta el monasterio. En el Monasterio, habrá salas, sobre todo la que está arriba no adaptada, la escalera es de madera y muy estrecha, pero el resto de salas, con un poco de ayuda creo que se puede visitar sin más. A pesar de ello, hacer la consulta antes de ir. Solo por las vistas externas ya merece la pena, creedme. Los baños del Monasterio por ejemplo no están adaptados, pero los del restaurante seguro que si.
Otra cosa que os tengo que decir, es que los perros no pueden acceder al monasterio, hay una zona donde dejarlos atados. Nosotros ahora mismo ya no tenemos perro, pero tampoco lo hubiéramos dejado allí, no hubiéramos hecho la visita dentro el monasterio y ya esta.
En el mismo monasterio hay un restaurante, con menú, con mesas de interior y de exterior, donde los niños podrán comer y salir a jugar a la gran esplanada que hay fuera.
Os dejo un vídeo colgado en la misma web del Monasterio, para que veáis un poco por dentro y por fuera y conozcáis de primera mano la historia del mismo.
La salida continuó bajamos al pantano de Sau, a buscar la cúpula de la iglesia sumergida bajo las agua e hicimos un picnic con ésta maravillosas vistas.
Recordad que los pantanos no son zonas de baño, tienen corrientes y suelos irregulares, nosotros estábamos rodeados de arboles sumergidos, porque el pantano estaba muy lleno.
Os dejo aquí la web del Club Náutico de Sau, donde quizás aquí os puedan ayudar y asesorar mejor, además en la misma web hay 3 web cams, donde podréis ver al momento la capacidad del pantano y el tiempo que hace en tiempo real.
Por la zona, hay una zona de picnic, si vas en grupo y queréis estar más tranquilos con los peques quizás es mejor opción que ir a lo libre, ya que estamos hablando de aguas pantanosas. Nuestras pequeñas son muy tranquilas y no se alejan de nosotros sin nuestra presencia, de modo que podemos comer en cualquier rincón que nos parezca adecuado. El echo de parar a comer en sitios así, lo hace un poco más aventurero, nos gusta sacar los prismáticos y buscar diferentes elementos, como la iglesia (estaba prácticamente en su totalidad sumergida, de hecho las niñas no supieron distinguir el techo del campanario), árboles en las montañas, nubes... disfrutar de la naturaleza con calma es suficiente.
Comentaros que se puede acceder a la misma presa en coche, incluso cruzarla por encima de ella, bajarse y tomar fotos. Nosotros lo hicimos, aunque no bajamos, porque las peques se quedaron fritas en el coche y nos daba reparo dejarlas allí.
Espero que os haya gustado ésta propuesta de escapada por Catalunya.
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